Salen de noche
inyectadas por un hambre infernal
Detrás de sí dejan oscuras y hediondas madrigueras.
Salen locas y delirantes
A trepar azoteas
A roer sueños
A masticar frenéticamente esos cables que nos mantienen conectados.
Salen a tientas, endemoniadas
Con ese chillido cortante y filoso a fundirse con una ciudad que se entibia
sumergida en el sueño.
Ratas que de mi cabeza huyeron aturdidas
inmensa plaga externa
corroyendo la interacción.
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